Reflexiones sobre Inteligencia Artificial.
Recientemente he leído un artículo de la revista FORBES con el título “Is
Artificial Intelligence Dangerous?” realiza una serie de preguntas sobre el
futuro de la Humanidad tras la Inteligencia Artificial.
Los limites actuales de la
Inteligencia Artificial:
Hace poco se publico un artículo que me ha hecho reflexionar, en febrero de
2016 en California (USA) un coche inteligente de Google colisionó con un
autobús.
¿En qué consiste la Inteligencia Artificial? y ¿por qué es posible que pueda
dar fallos?
Hasta donde yo sé, la inteligencia artificial está formada por cientos,
miles y posiblemente millones de algoritmos lógicos que toman decisiones en milésimas
de segunda analizado más de 600 Gigas de información por minuto. Pero lo que no
se nos explica es que estos algoritmos son descritos por humanos, como el mismo
lenguaje (aunque este sea de programación) está supeditado a las capacidades,
cultura y conocimientos del propio programador. Por lo tanto no deja de ser una
extensión lógica de sus propios programadores, con sus mismas limitaciones y
habilidades.
Según explica el piloto de pruebas (programador), estaban intentando ver
como el vehículo inteligente (a partir de ahora VI) esquivaba unos sacos de
arena puestos en la calzada, confiaba
que el autobús que lo había visto y sabía que iba a girar, frenara y le dejara pasar. Pero finalmente no fue así.
Es curioso, si este mismo accidente se hubiera producido en Bruselas, donde
los coches que circulan en una misma dirección, pero que se incorporan por la
derecha al carril izquierdo, tienen prioridad. Posiblemente este accidente
nunca hubiera ocurrido.
Aprender esto me costó más de un susto en mis primeras visitas a Bruselas, ya
que en Bélgica los coches estacionados a la derecha, que se incorporan a la
circulación solo con poner el intermitente salen sin mirar, sabiendo que los
demás vehículos les deben dejar paso. Por ejemplo nada que ver con Italia,
donde se conduce muy mal, o incluso peor aún en Latinoamérica donde la
conducción es un verdadero caos, se impone la ley del carro más grande o
potente. El tiempo que viví en Panamá, observé que las rotondas te las toman
por derecha o izquierda según les venga mejor.
Programar VI para conducir en cualquier lugar, requiere de un sistema de
algoritmos mucho más complejo, de programadores multiculturales, que sean
capaces de considerar no solo las variables generales si no todas las variables
singulares de cada zona.
Desde un punto de vista filosófico, voy a seguir con el mundo del motor para plantear un símil con el que reflexionar
sobre como está cambiando la forma de pensar del ser humano.
Hasta no hace mucho tiempo, el ser humano aprendía
del pasado. Es como si
mirando el espejo retrovisor del coche, pudiéramos predecir como serán los
próximos metros por los que vamos a circular. A esta forma de aprender,
acompañaba que la velocidad del viaje era muy lenta, por lo que había cierto
margen de error, para evitar que nos saliéramos de la carretera.
Ahora la tecnología impone una fuerte aceleración para el viaje, y seguir
conduciendo mirando a través del espejo retrovisor no solo es peligroso, no da
tiempo a interpretar los cambios de trazada, sino que es incapaz de prever
otros vehículos con los que nos encontramos cuando ya no conducimos solos.
Llega el momento que aprendamos a conducir mirando por el parabrisas e
interpretando lo que tenemos delante. Yo no sé sí quienes me leen conducen o
no, pero una de las primeras preguntas que me hice al aprender a conducir fue, ¿a qué distancia debo fijar mi vista delante
del volante? Si la fijo muy cerca tengo que reaccionar muy rápido a toda la
información que me encuentro en el camino, si la fijo muy lejos igual no soy
capaz de reaccionar ante cambios de la condición del terreno que tengo encima.
Un piloto de Rally me explico que la visión se fija entre 60 a 100 metros por
delante del coche, a poca velocidad a 60 metros, a mayor velocidad a 100 o 150
metros.
Este símil, que ya utilice hace unos 10 años, me parece muy útil para explicar
como la sociedad está en este proceso de cambio en la forma de conducir su
vida. Tenemos una cultura de aprender
por “hechos consumados” y a pesar de que comenzamos a ver como se aproximan grandes
curvas, somos incapaces de coordinar la dirección para prevenirla hasta que no
estamos saliendo de la calzada. Lo que nos hace expertos en soluciones
paliativas, en vez de soluciones preventivas. Este es el cambio que en breve
comenzaremos a ver, y que posiblemente
traiga la Inteligencia Artificial.
La resistencia al cambio, se centra en el apego a los sistemas con los que
hemos aprendido a pesar de que cada vez el batacazo es mayor. Ante cambios
rápidos, hay quien se empeña en seguir haciendo lo mismo que hacían hace 5, 10,
15 ó 20 años, incluso a sabiendas que eso ya no funciona. Parece que nos cuesta
aprender. En este sentido la Inteligencia Artificial, más que como un sistema
Infalible que lo sabe todo, lo entiendo como
un sistema que va a permitir al ser humano aprender a interpretar la multitud
de variables complejas que comienzan a verse por el parabrisas. Aquellos que sean los primeros en aprender a
conducir sus empresas de esta manera, lograrán liderar las carreteras.
Dicho esto, no creo que haya una única Inteligencia Artificial, sino que
habrá muchas, posiblemente tantas como seres vivos, lo que me hace pensar que
los sistemas de Inteligencia Artificial serán extensiones naturales del
propio ser humano que van a potenciar significativamente nuestra capacidad
de aprendizaje y comprensión de un mundo cada vez más complejo del que
conocemos muy poco. Como la alegoría de Platón, a medida que vayamos saliendo
de la caverna iremos disolviendo las sombras por imágenes más nítidas de la
realidad.
Los sistemas de
auto-aprendizaje de la Inteligencia Artificial.
Determinados sistemas de Inteligencia Artificial, comienzan a ser capaces
de aprender para auto mejorarse. Esto hace que la leyenda de la Inteligencia Artificial
crezca cada vez más. Pero ¿estamos en los albores de sistemas que son perfectos
e infalibles?
Me temo que no, o por lo menos por ahora. Hasta no hace mucho hemos podido
ver en muchas empresas como sus estructuras de redes y de datos no han logrado
seguir el ritmo de la innovación, se han quedado obsoletas. Me temo que muchos
de los algoritmos con los que hoy son programados estos sistemas, se hacen en
base a determinados parámetros culturales, tecnológicos y con unas fronteras del
conocimiento que serán limitativas para los próximos años, o décadas, lo que
hará necesario una permanente actualización de esta rama de la ciencia.
Conclusión:
Al final será lo que el ser humano se proponga que sea, pero estamos en el
principio del cambio.
Personalmente el principal problema que hoy veo es cómo aprender a cambiar
la forma de conducir del espejo retrovisor al parabrisas.
En los próximos años veremos como los avances científicos ponen en
evidencia que muchos de los paradigmas con los que habíamos construido nuestro
mundo, se desmontan o cambian, esto supondrá un cambio importante en campos
como la Cultura, la Economía, la Medicina, la Educación, o la Política.
El siglo XXI nos depara importantes retos como la conquista del Espacio,
para el que aún queda pendiente acumular una gran cantidad de nuevo
conocimiento, que sin duda será posible gracias a la Inteligencia Artificial.
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