En transición a la Sociedad que tiende a una cadena de valor con Costes Marginales próximos a cero.

El concepto de Sociedad Coste Marginal Cero es del economista y asesor político Jeremy Rifkin, que en 2014 publico el libro con ese mismo título.

Aunque las aportaciones del profesor Rifkin, están llenas de preguntas sin respuestas y posiblemente parte de planteamientos que personalmente no comparto. Lo que es indiscutible es que efectivamente estamos tendiendo hacía una sociedad donde la de Cadena de Valor tienda irremediablemente a una estructura de costes marginales próximos a cero.

Creo prudente advertir al lector que previo al libro de Rifkin ha habido otros autores que han tratado este mismo tema en su génesis de forma muy interesante.

1987. El director de estudios económicos de la Morgan Stanley, Steven Roach, elabora un informe denominado «The Productivity Paradox».

1989. Tras leer el informe de Reach, se solicitan dos informes más, uno al MIT realizado por Scott Morton, «The Corporation of the 1990s: Information Technology and Organizational Transformation», y otro a Nelson para la OCDE. En ambos informes se analizaba el efecto de cómo la tecnología baja la productividad, al tiempo que las economías seguían creciendo. Algo que no era comprendido ya en aquel momento y aún hoy no lo es por muchos economistas y analistas.

Eran las primeras señales de alerta, la Economía Digital comenzaba a tambolear los pilares del modelo de generación de la riqueza basados en la productividad.

En 1991 Alvin Toffler en el último libro de su trilogía, “El cambio del poder” analiza como la tecnología puede desmaterializar bienes como el dinero.

“En menos de 100 años el ser humano había logrado pasar de monedas bajo el patrón oro, a billetes que mostraban un valor representativo, a los datos de las anotaciones contables en el dinero de plástico.”





Para ver el efecto tan descomunal que brinda la posibilidad de desmaterializar productos y servicios en los nuevos marcos tecnológicos, es tan sencillo como abrir la pantalla de un smart phone y fijarnos como sus utilidades han transformados una gran multitud de sectores: la agenda, la calculadora, la cámara de fotos, las fotos, los mensajes, las libretas de contactos o de notas, el juego del ajedrez o el parchís, el reproductor de música o la radio,   la televisión, etc. Todo ello que no hace más de 10 años eran aparatos eléctricos, tangible, hoy son programas informáticos (software).

Esto ha supuesto un cambio descomunal desde el punto de vista económico, cultural, social y empresarial.
Pensemos en una pequeña empresa que produce receptores de radio. El coste de producir una unidad adicional (pasar de la 1.000 a la 1.001) hace 10 años era de 15€.  Sin tener en cuenta los Costes Fijos (instalaciones, maquinaria, personal, impuestos, insumos, etc.)
Ahora pensemos en una empresa de 2015 que vende un software de radio.  El coste de producir un APP adicional (pasar de la 1.000 a la 1.001) es de 0,0000003€  algo así como (copiar y pegar).

Esto significa que:
a)    Los costes acumulados de los bienes tangibles hasta llegar a producir a la Unidad 1001 son 1001x15=15.015€
b)   Los costes acumulados de los bienes intangibles hasta llegar a producir a la unidad 1001 son 1001x0,00000003=0,0003€

Si esto lo podemos ver con productos como: la música; los libros; el dinero; entradas; billetes de avión; agendas, fotos, cámaras de fotos o video; mesas de mezclas o de pos-producción de video, mensajes, planos, diseños, pulsómetros, tacómetros, mapas, velocímetros, manuales, etc..

Pero más allá de los productos desmaterializados, nos podemos encontrar también los servicios como: eBankeCommerceeHealtheGovernment, etc

La tendencia es a abaratar los costes marginales de producción, a lo largo de toda la cadena de valor. Esto significa trasladar a todo el proceso productivo una estructura de costes marginales próximos a cero.

Analicemos esto desde un punto de vista económico:



La tecnología permite abaratar los costes marginales de la producción, esto significa que se puede mejorar significativamente la productividad. En el modelo actual de creación de riqueza, la productividad es la clave para ser competitivo.

Por lo tanto las empresas que quieran mantenerse en los mercados locales y globales tenderán que afrontar el reto de abaratar coste, y precios.

Estamos viento casos como el de las TELECOS, las comunicaciones por tecnologías móviles, cada vez tienen costes más bajos,  hace cinco años eran las tarifas bajas para números frecuentes, hoy son las tarifas planas para fijos y móviles, en 2017 esto se realizará con una tarifa plana que valdrá para toda Europa (eliminación del roaming).

Hay otros sectores como el del automóvil, donde se mantienen precios o suben ligeramente gracias a la incorporación de más tecnología.

Pero el caso más interesante de ver es el de las Eléctricas,  TESLA les ha puesto recientemente en el borde de un gran abismo.  Los avances tecnológicos han logrado crear modelos alternativos al de las grandes inversiones en infraestructuras (red Electrica) que dejan a estas en un escenario ciertamente muy delicado. Difícilmente van a poder competir en el medio y largo plazo, con los avances que la ciencia propone. Lo que ha hecho es trasladar a los analistas y estrategas el mensaje de que el sector energético o cambia sustancialmente o en 2015 se fechará el inicio de su final tal y como las hemos conocido. Esto es lo que parece que han entendido, importantes corporaciones financieras e inversores, comenzando a deshacer sus carteras de inversión en este sector.

Lo que un Estado no puede imponer es un sistema de Energía ineficiente, porque su impacto en el resto de la economía es determinante para definir el grado de competitividad de su economía.

El impacto de la Economía Digital, trastoca principios básicos de la economía tradicional. Sí una mejora de la eficiencia permite abaratar costes de producción, es posible pensar que ¿entraremos en breve en  economías deflacionistas? Y esto ¿será bueno o malo?

Creo que deberemos olvidarnos de una gran parte de lo aprendido en la facultad, y comenzar a pensar por nosotros mismos, para comenzar a entender no solo lo que está pasando, sino para saber en que dirección deberemos comenzar a reaccionar.

Una bajada de los precios  sí viene producido por una mejora de la eficiencia en los procesos productivos será buena para los consumidores. Para las empresas supondrá un reto que dependiendo de cómo lo quieran plantear podrá ser más o menos interesante para ellos.

Aquellas empresas que no reaccionen, y que la bajada de precios se haga sobre el margen operativo, verán como se quedan fuera de mercado y están destinados a cerrar. Deberán analizar hasta donde están dispuestos a llegar, para que no suponga la quiebra de su patrimonio personal.

Para aquellas empresas que estén dispuestas a adoptar cambios, fundamentalmente automatización de procesos, internacionalización, innovación, etc. Deberán estar dispuestas a una transformación disruptiva, que deberá empezar por los directivos hasta llegar a todo el personal de la organización.

Este será el gran reto de las empresas en todo el mundo.


Por Alberto García-Lluis Valencia
CEO, VKMC,SL
Strategic Consulting





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