Bruselas nos propone una nueva reforma laboral. ¿Es acertada su propuesta?


Ayer el comisario europeo de Empleo, László Andor, ha solicitado al presidente Mariano Rajoy una nueva reforma laboral.

Se proponen fundamentalmente en dos lineas de trabajo:
  1. Un contrato único.
  2. Un abaratamiento de las cotizaciones de las empresas.

Creo que sería interesante analizar, estas dos propuestas, para ver no solo que sería lo mejor si no lo más acertado para dinamizar la contratación en el mercado de trabajo en España.

La primera valoración que se hace es que ambas propuestas son acertadas, pero se equivocan en el tiempo y en la forma.

Por qué es acertado, promover la simplificación de los contratos en el marco jurídico laboral en España. Tras casi 40 años de Democracia, es realmente un ejercicio complejo incluso para los juristas más aventajados poder decir con precisión cuantos tipos de contratos hay actualmente en vigor, en el ordenamiento jurídico laboral en España.

Una gran cantidad de ellos ni se utilizan, pero ahí están. Por otro lado, la propia idiosincracia del mercado laboral, no solo aquí, sino a nivel internacional, se ha encargado de dinamitar la idea de nuestros padres y abuelos, de que el trabajo es para toda la vida. Cada vez es más frecuente entender que a lo largo de la vida laboral, habrá que cambiar de trabajo más de 4 veces seguro.  Por lo tanto la idea del trabajo indefinido como tal, cada vez tiene menos validez, en el presente y en el futuro del mercado de trabajo.

A esto, además hay que añadir, que un trabajo de más de 10 años en una misma empresa, supone un gran riesgo profesional para el profesional, ya que entra en una dinámica de acomodamiento, que le hace entrar en una curva de rendimientos decrecientes de su rentabilidad y de su capacidad de aprender y actualizarse. Esto supone que si prolonga más tiempo su instancia en la empresa, si esta quebrará, se fusionara con otra, o se vendiera, y este trabajador ofrecería una mayor resistencia y coste de adaptación, para asumir nuevos retos-cambios. Este tipo de decisiones, el trabajador del siglo 21 debe ser conscientes de ellas, y debe ser él el primero en entenderlas y en adoptar medidas para que seto no le pueda restar competitividad en el mercado de trabajo. (Su futuro no debe estar en manos de la empresa, sino que es él quien debe gobernarlo.)

Y es posible  que en el futuro, efectivamente se tienda a un contrato único, de carácter indefinido. Pero este salto, planteado hoy de forma tan precipitada, más que favorecer la dinamización del mercado de trabajo, supondría una señal confusa a muchas empresas fundamentalmente PYMES que suponen más del 98% de la empresas que heroicamente sobreviven a esta crisis.

Que alternativas se podría plantear como paso intermedio, una de las alternativas que posiblemente sería más respetuosa con el marco legislativo actual fuera crear dos  tipos de contratos  INDEFINIDOS. 

  1. El primero sería CONTRATO INDEFINIDO DE HASTA 36 MESES (3 años). Que novedades tendría este tipo de contrato: fundamentalmente flexibilizar la contratación temporal. El hecho de no tener que fijar un horizonte de la contratación, supondría que sí un empresario contrata por por 90 días para la campaña de verano, y resulta que en septiembre y octubre el tiempo acompaña y hay turismo para mantener la actividad, que los contratos se puedan extender hasta cuando el empresario considere oportuno, sin restricciones ni limitaciones hasta 36 meses. Para quienes solo vean, las ventajas en el sentido restrictivo de este tipo de contratos, les pediría que no nos hagamos trampas en el solitario, sí un empresario quiere contratar a un trabajador por un día, ya lo podía hacer antes, y lo seguirá pudiendo hacer ahora. Pero debemos fijar el objetivo para que el nuevo marco regulatorio, permita estirar al máximo aquellos trabajos que lo permita.
  2. El segundo sería el CONTRATO INDEFINIDO DE MÁS DE 36 MESES (3 años). En principio no supondría grandes cambios, sobre lo que ya hay actualmente. Pues los contratos para toda la vida, hace tiempo que dejaron de existir.

Sobre estas dos modalidades de contratos, conviene destacar que lo que ahora más urgencia supone para la economía española, es la contratación indefinida de hasta 36 meses. Ya que el marco de incertidumbre económico-fiscal de muchas empresas españolas, hace que la viabilidad de muchos negocios sea una cuestión revisare trimestralmente. Lo que hace imposible poderse comprometer en decisiones a largo plazo.

Por otro lado, el abaratamiento de las cotizaciones que asumen las empresas, es una iniciativa que ya venimos defendiendo en este foro hace tiempo. Su justificación es bien sencilla. Si queremos compensar el efectos de destrucción de empleo, que tienen las medidas de abaratamiento des despido, debemos impepinablemente abaratar el coste de la contratación. 

La vicepresidenta del Gobierno, hace unas semanas en una entrevista en la COPE, y a pregunta directa del periodista que dirigía el programa, respondió en este sentido: “Los estudios realizados por su gabinete de asesores económicos, desaconsejaba esta práctica por el desequilibrio que actualmente tienen las cuentas de la SS.” Personalmente la Sra. Soraya Sainz de Santamaría no solo me parece una de las mejores políticas del plano Europeo, sino espero que decida dedicarse a esto de la política durante muchos años más, pero en este sentido creo humildemente que sus asesores se están equivocando, y no solo en este tema.

La propuesta que hemos realizado, se centra en reducir el 28% de las cotizaciones a la SS, en la parte correspondiente a las Contingencias Comunes. Y además que esta medida solo se mantuviera mientras la tasa del paro fuera superior al 15%, una vez que se estuviera por debajo, que se pasara a un estado intermedia de una reducción del 14%. Parece del genero absurdo pensar que el 100% de 0 es 0, si no hay empleo las cotizaciones de la SS, serán 0. Si con el abaratamiento del coste de contratación logramos hacer una transferencia de capital a Familias y a PYMES a través de reactivar la demanda agregada de España, lo que se deja de ingresar en las Arcas de la SS, se ingresaría, vía IVA, IRPF, IS y otros impuestos y tasas públicas. Pero el efecto más importante sería la reactivación de la Economía Interior. Además del ahorro que se generaría a medio plazo en las prestaciones y subsidios por desempleo.


Es evidente que ambas medidas deben ser complementarias, y que la reforma laboral del RD 3/2012 solo incidió en el abaratamiento de despido, que aun siendo necesario y urgente, ha salvado a más de 450.000 empleos, pero aún y así ha supuesto la destrucción de más de 300.000. 

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