El nuevo paradigma de la sociedad del conocimiento: la transición de los trabajadores Demandantes de Empleo a los Oferentes de Trabajo.



Siempre que se habla de paradigmas, recuerdo un ejemplo de un catedrático de Filosofía con el que aprendí el significado y trascendencia de esta palabra.

“Unos investigadores de una universidad, estudiando el comportamiento de los monos deciden hacer un experimento. Ponen a tres monos con una camiseta azul, en una jaula y tras 5 días en ayuno, abren una compuerta y se ve claramente  una ristra de plátanos. Los monos acuden rápidamente a la comida, y los investigadores con mangueras de agua muy fría y a gran presión, impiden que accedan a ella.

Un mes más tarde, incorporan a un mono nuevo con una camiseta verde, y repiten el mismo experimento, salvo que esta vez no había mangueras. Al abrir la compuerta el mono nuevo, se lanza sobre los plátanos, y los monos de camiseta azul, se echan sobre él, y le dan una paliza.

Un mes más tarde, repiten el mismo ejercicio. Esta vez incorporan a un mono con camiseta roja. Se observa que, al abrir la compuerta que da acceso a los plátanos, el mono de camiseta roja se dirige a los plátanos y los monos de camiseta azul y verde le propinan una paliza. Destaca que el más violento, es el mono de camiseta verde.” 

A este experimento se reconoce como el paradigma de los monos, y muestra que muchas veces aprendemos conductas, y comportamientos, que son irracionales, simplemente simplemente por la percepción de estímulos.


En el caso del ser humano, algo parecido nos ha pasado con determinados comportamientos que hemos heredado de la generación anterior sin reflexionar si son realmente coherentes, y sí se corresponden con la realidad actual. Este es el caso del concepto de “demandante de empleo”.

El concepto demandante de empleo, es una mala interpretación económica del termino latín demandāre, que significa “pedir o rogar”.Cuando la oferta de empleo no es cualificada, como sucedía durante de Revolución Agrícola, o Revolución Industrial, eran los trabajadores quienes pedían dinero a cambio de hacer determinados trabajos. De ahí el termino demandar trabajo (pedir trabajo).

Este concepto está también estrechamente relacionado con el valor de la capacitación y cualificación del trabajador. Cuanto más baja es la cualificación del trabajador, más difícil se hace definir criterios de selección, y el trabajo pasa a ser interpretado como una “commodity”. Esto se ve con más claridad, cuando el desempleo comienza a ser un problema para Europa, a finales de los 70 y principios de los 80. Tras la crisis del petróleo se comienza una fuerte reestructuración industrial, los trabajadores que se quedan sin trabajo son muchos, la mayoría se habían incorporado al mercado de trabajo tras la primera y/o segunda Guerra Mundial, sin un grado de cualificación profesional. Esto supuso que los gobiernos de la vieja Europa, al verse desbordado por legiones de trabajadores sin empleo, se plantearan las primeras medidas de Políticas Activas de Empleo. El objetivo era colocar a estos excedentes de la forma más rápida en ocupaciones similares o totalmente distintas. Esto no era complicado, pues el nivel de cualificación para trabajar no era alto, y además las empresas facilitaban formación para muchos de sus trabajadores. Así surge el concepto moderno de Demandante de empleo, desde las Políticas Activas de Empleo.

“Si tenemos 100 trabajadores no cualificados y una empresa, tenemos una oferta no cualificada y por lo tanto no existe un valor diferencial para que un trabajador destaque. Al final los que pasen a solicitar con más insistencia el trabajo, son los que tienen más posibilidades de tenerlo. Pero ni garantizan que estén cualificados para el puesto, o sean los más apropiados para ello. -Quién lo persigue, lo consigue.-

Por lo tanto, podemos entender que el concepto de Demandante de Empleo está estrechamente ligado a: una baja cualificación profesional, junto al significado de solicitar trabajo a cambio de una compensación económica, normalmente precaria.




Hoy ¿qué ha cambiado?



Como decía Alvin Toffler, a principios de los 90: “el avance más importante del sigo XX ha sido la capacidad que ha tenido el ser humano para pasar de crear valor con la fuerza física, a hacerlo con el conocimiento.”

Esto ha supuesto uno de los cambios más sutiles, a la par que progresivos de las últimas décadas. Con el mismo efecto que cuando nos exponemos prolongadamente a la lluvia fina, hoy los cambios nos han calado, y evidencian el desajuste y obsolescencia de estructuras, modelos y paradigmas con los que sostenemos nuestra percepción de la realidad. Algunos de estos cambios han supuesto:

· Un cambio en los procesos de los bienes y servicios.
· Un cambio en los criterios de empleabilidad de los profesionales.
· Un cambio en la percepción del valor, de los usuarios (mercado).






En el campo de la música, vemos como han sido uno de los mejores ejemplos para analizar su transición del mundo analógico al digital. Ha sido un proceso evolutivo-disruptivo, donde su transición ha supuesto una ruptura de la inercia de sus procesos de I+D+i, de sus tecnologías, de los perfiles técnicos, de sus modelos de negocio, y de distribución.



En el caso del dinero, pasado algo muy parecido. En menos de 200 años hemos pasado de los metales preciosos, a la representación en papel, y posteriormente a su desmaterialización en datos a través del dinero de plástico. Esto ha supuesto un profundo cambio que ha afectado trasversalmente a todas las actividades económicas y de comercio internacional. Cambios que se han materializado en la definición de nuevos perfiles profesionales, de nuevos niveles de conocimientos, de nuevos procesos, de nuevas estrategias de comercialización, gestión y uso, así como un sin fin de nuevos cambios en legislación, productos y servicios entorno a ellos.

Estos cambios los podemos ver, en casi cualquier actividad profesional, en los servicios jurídicos a la hora de tramitar procedimientos por Internet de forma más rápida y técnica, en procesos comerciales más técnicos a través de herramientas como los CRM que define metodologías de trabajo más profesionales, en actividades trasversales en Marketing, Logística, Finanzas, y otros servicios técnicos. Cada vez el trabajo se hace más complejo, y requiere una visión más profesional del negocio.  Estos son algunos de esos cambios que están definiendo modelos nuevos, donde se están incorporando nuevas formas de hacer las cosas, que rompen con las ideas y experiencias de una realidad analógica.



Y ¿por qué es ahora cuando hemos pasado 
de demandantes a Oferentes?


Hemos visto que el escenario de Demandantes de Empleo, viene dado por una mayoría de trabajadores con una baja o nula cualificación profesional. Y que en el caso de los Oferentes de Empleo, vienen dados por el valor intrínseco y diferencial que tienen los trabajadores en sus competencias profesionales.


Y ¿Por qué el conocimiento es ahora un factor diferencial?

Los economistas clásicos nos han enseñado a los profesionales de todo el mundo, que en condiciones de libre competencia, cuando hay un exceso de empresas en un sector, este tiende a ir expulsando a las menos competitivas, quedando solo las más fuertes. De esta premisa se ha aprendido mucho y rápido. En el momento que el concepto de competitividad, se desvincula del coste, de los procesos y conceptos de la producción, y se consolida como un fundamento de la percepción del valor, de los consumidores y mercados, comienza el gran cambio.

En este sentido la Globalización, ha sido un acelerador determinante, ya que la entrada de más competidores en los mercados locales e internacionales, ha supuesto y supone una amenaza a la continuidad de muchas empresas. Para evitar ser expulsados, las empresas han adoptado la estrategia de la diferenciación. 

Para ello, la especialización técnica, la comunicación y la Investigación, han supuestos los caminos más efectivos en este proceso. Para lograrlo el factor determinante son las PERSONAS y el CONOCIMIENTO orientado al logro. De aquí el factor tierra, que fue determinante para la Revolución Agrícola, o el actor Capital, para construcción de Industrial durante la Revolución Industrial, se hayan visto desplazados como protagonistas en nuestros días, por el Conocimiento, del factor Humano. Este es el fundamento del modelo económico de la Sociedad del Conocimiento.


En el 2007 por primera vez la población activa de entre 25 y 64 años en España, superaba el 50% los trabajadores que tenían un nivel de estudios superior al 2º ciclo de secundaria. Podemos decir que este indicador, es el que puede sostener el punto de inflexión para superar la transición de un modelo de Demandantes de Empleo, a Oferentes de Empleo.

Fuente: Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. 
Panorama de la Educación: indicadores de la OCDE 2012.




Si analizamos los datos comparativos de España con algunos de los países más importantes de Europa o LATAM, vemos que en niveles de educación terciaria (Formación Profesional y Educación Superior), España está entre los 8 países más avanzados. Por encima de la media de la OCDE, y de EU 21. Este es otro indicador a tener en cuenta.

Estos datos nos plantean, no pocas preguntas, que cuestionan sí las implicaciones que tiene pasar del modelo de demandante de empleo, al de Oferente de Trabajo, son apropiados plantearlos ahora. Un exceso de oferta de trabajadores, junto a una actividad empresarial relentizada, hace entender que las estrategias de pedir trabajo, pueden ser más efectivas que las de ofrecer talento. Personalmente creo que es un gran error, y que viene condicionado por mucho ruido de fondo, pero no por los resultados que reflejan el grado de empleabilidad, y los registros de parados por nivel educativo.


Fuente: Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. 
Panorama de la Educación: indicadores de la OCDE 2012.




Los trabajadores que encuentran trabajo de forma más rápida, y que menos sufren los efectos adversos de la crisis, son los que disponen de un perfil profesional más cualificado. Este puede ser otro argumento de peso, para comenzar a realizar este cambio.


Fuente: Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. 
Panorama de la Educación: indicadores de la OCDE 2012.


Planteado de esta forma, la lectura que parece más apropiada es que necesitamos urgentemente adaptarnos a un nuevo cambio de paradigma, donde los trabajadores deben pasar a reconocerse como Oferentes de Trabajo, esto supone centrar el mercado de trabajo entorno al conocimiento, y hacer de la capacidad de “saber lograr” como profesional el nuevo criterio para de  selección.

Ha llegado el momento, de estructurar la formación entorno a las necesidades del mercado de trabajo, tenemos un 47% de la población que tendrán que reciclar sus conocimientos y habilidades, para mejorar su competitividad y empleabilidad.



¿Qué supone para la sociedad pasar a un modelo de Oferentes de Trabajo?

Para el Trabajador: Supone recuperar la dignidad y el reconocimiento de poder ser auto suficiente en el mercado de trabajo. Esto significa reconocer el valor del trabajador, no solo como persona o ser humano, que ya lo debería hacer, sino como profesional.  Reconocimiento el valor que es capaz de aportar, por lo que sabe hacer y lograr. Supone reconocer no solo el derecho de poder trabajar donde más valor pueda aportar, sino que por esos mismos argumentos interactue en el mercado de trabajo.

Para la Empresa: Supone uno de los retos más apasionantes para afrontar este nuevo siglo XXI, ya que podrán ejercer de demandantes de empleo, y localizar a los profesionales, que mejor se ajusten a las necesidades que tengan. Reducirán costes, tiempos de adaptación, y mejorarán en su competitividad. 

Para el Estado: Supone una nueva estrategia que apuesta abiertamente por el capital humano, por su capitalización, y desde él, por la creación de un Estado de Bienestar sostenible, que haga de la cohesión social y el desarrollo económico, el principal motor de crecimiento.


Alberto García-Lluis Valencia.
Directo General, VKMC

Madrid 6 de diciembre de 2012.

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